«El llamado de Abraham, salir de su tierra sin saber a dónde ir, ni que iría a vivir. Los llamados a los profetas. El llamado de quien fuera el rey David. Más tarde el de los apóstoles, siempre de personajes que Dios moldeo, trayéndolos de sus más sencillas familias, o de los más difíciles problemas, o limitaciones, hasta llegar a cumplir una misión de servir sin límites de ninguna naturaleza y sin buscar lo suyo propio, sino dándose de lleno sin condiciones». Con estas palabras el Pastor Israel hace una reseña de sus 40 años de Ministerio Pastoral y de los cuales dedico gran parte al trabajo con comunidades menos favorecidas en la Ciudad de Bucaramanga y poblaciones cercanas, llevando alimento espiritual y material.
A continuación queremos dejar la reseña que el Pastor Israel muy amablemente nos ha permitido compartir con todos ustedes.
Mirando como Dios llama a sus siervos a su servicio, es realmente inexplicable su gracia. Toda una novela pintoresca la vida de Moisés. El llamado de Abraham, salir de su tierra sin saber a dónde ir, ni que iría a vivir. Los llamados a los profetas. El llamado de quien fuera el rey David. Más tarde el de los apóstoles, siempre de personajes que Dios moldeo, trayéndolos de sus más sencillas familias, o de los más difíciles problemas, o limitaciones, hasta llegar a cumplir una misión de servir sin límites de ninguna naturaleza y sin buscar lo suyo propio, sino dándose de lleno sin condiciones.
Hoy a mi edad, vuelvo la mirada al pasado y veo la mano de Dios puliéndome para este ministerio. Un niño criado por la abuela, hasta los tres años, regalado a una familia Luterana, en estado de anemia, con riesgo de muerte prematura, ahora viviendo junto a la escuela evangélica, (creada porque los niños de evangélicos eran perseguidos en las escuelas públicas) pude tener el privilegio de estudiar allí la primaria. Luego trabajando en el campo, nace la idea de estudiar y llegar posiblemente a ser pastor. Sin recursos para ello, pasan 5 años, pero la idea seguía en la mente. Llega el milagro y ofrecen una beca especial de estudio para jóvenes.
Luego viene la oferta de estudios para pastorado en México. Todo estaba en línea y El gobierno de México cerro puertas para visas de estudios de religión. De ahí surgió de momento ir a comenzar estudios en Cali en el Seminario Bautista, a causa de que la Iglesia Luterana no tenía seminario en Colombia. Esto sería en cuanto hubiera otro seminario de otro país. Al tercer año surgió la oferta de la Federación Luterana Mundial para hacer intercambio en la facultad de teología de Sao Leopoldo, Rio Grande do Sul-Brasil. Tomo la alternativa y termino estudios de teología. Allí conozco a Loraci Kopp, con quien me caso y retorno a Colombia y hago mi vicariato en la iglesia El Divino Redentor de Bucaramanga.
La idea era trabajar por 5 años y acogerme al consejo de rotación cada quinquenal. Los proyectos de obra social creados y las nuevas iglesias que fueron creándose, forzaron a que siguiera continuamente en Bucaramanga, para poder hacer seguimiento al trabajo. Ahora ya pensionado y como pastor emérito, sigo pastoreando la Iglesia San Marcos, primera iglesia que funde.
De un niño de padre desconocido y abandonado por su propia madre, nacido en Bogotá y criado en el Bello Cocuy, de cuidar ganado y trabajar el campo fui llamado por Dios a cuidar personas y sembrar la Palabra de Dios. Llamado Ubaldo por la familia adoptiva, pase a ser como la abuela me había bautizado, Israel, nombre muy especial.
Mi pastorado se centró en desarrollar la predicación con el imperativo de la acción práctica del Evangelio. Los pilares del amor, justicia y verdad, fueron mi norte. La violencia siempre vigente en Colombia, llenaba de desplazados a la ciudad bonita por toda el área periférica, por el Río de Oro hasta llegar a Guatiguará, Piedecuesta (más o menos 40 km). Así que predicar y servir en medio de tanta miseria, fue mi misión. Crear comedores escolares, fami y micro empresas, tales como panaderías, tiendas comunitarias, confecciones, avicultura, becas escolares entre otras, y junto construir iglesias para guiar cristianamente a esa población que la fe era abatida por los problemas de muerte, migración, hambre, falta de apoyo para la educación.
También siempre hay en estos casos desastres por las condiciones donde son ubicados estos asentamientos, ya sea por ser escarpa o tierra tomada de la ribera de los ríos, lo cual también estuve ahí con apoyo de víveres y vivienda, servicios como luz, agua, mejoras de vivienda. Este trabajo no siempre fue bien visto y me tildaron de comunista, otros de cura guerrillero y hasta me tentaron quitar la vida, por esta misión con los más desfavorecidos.
Doy Gracias a Dios y me siento feliz, y siempre me he tildado como el consentido de Dios. Con dos canceres, en el camino, Dios me tiene sirviendo. Sigo aún haciendo proyectos que algunos critican que no son oficio y acordes al cristiano, como lo fue la fábrica de tabacos, u hoy, la escuela de artes Marciales por la paz.
Todo sea por amor, por servir, porque haya justicia, como lo quiso nuestro Señor Jesucristo, solo a él la gloria.
Escrito por: Pastor Israel Martínez