La Iglesia Evangélica Luterana sigue haciendo su acompañamiento a la población en movilidad humana, fue asi que el pasado fin de semana, se realizaron diferentes actividades en el marco de la celebración del día de la familia con esta población en la Ciudad de Villavicencio, se contó con el acompañamiento del Obispo Atahualpa Hernández, quién participó en un conversatorio con un grupo de personas migrantes de Venezuela que hacen parte de las capacitaciones de repostería y belleza de la Pastoral Migrantes, el taller de educación financiera con el proyecto Comunidades Resilientes a la COVID 19 y en el espacio de integración entre familias colombianas y venezolanas que se inició con un culto, que luego dio paso a diferentes presentaciones culturales.
Este espacio brindó la posibilidad de conocer de cerca las historias de migración, identificando el sufrimiento humano que implica la nostalgia de dejar su país por miedo, la separación de las familias, vivir duelos por la muerte de padres y madres desde la lejanía, la xenofobia, la falta de oportunidades y los retos que significa adaptarse a una nueva cultura. No obstante, también les ha enseñado el desarrollo de nuevas capacidades que ha permitido no solo encontrar medios de vida, sino apoyar y acompañar otras familias tanto venezolanas como colombianas para superar los desafíos que representa vivir en Colombia, acompañándose en los momentos más duros y descubriendo una segunda familia en la Pastoral.
Compartir con la población migrante, brindó la posibilidad de conocer su incansable fe en Cristo que guió e iluminó su camino llevándolos a lugares inesperados, demostrando como la iglesia se ha convertido en una herramienta de Dios para dar consuelo, acompañando el dolor y la restauración. Personas que han llegado con un propósito de Dios a este país para servir y aportar desde su fe, amor y compasión a un lugar que no consideraban su tierra.
Reporte: Kimberly Llanos