Con el propósito de que todas las iglesias y misiones de IELCO estén informadas de lo que sucede con la Comunión de Iglesias Luteranas asociadas con el nombre de Federación Luterana Mundial, me permito presentarles el mensaje de la pre-asamblea.
Mensaje de las delegadas y los delegados a la Pre-Asamblea de las regiones de América Latina y el Caribe
Paramaribo, 28/8-2/9 de 2016 – Las delegadas y los delegados de las iglesias miembro de la Federación Luterana Mundial de las regiones de América Latina y el Caribe nos hemos reunido para prepararnos para la 12° Asamblea de la Federación Luterana Mundial que tendrá lugar en Windhoek, Namibia, en el 2017, año del 500° aniversario de la Reforma Luterana.
Hemos tenido la alegría de encontrarnos con hermanos y hermanas de la Región de Norteamérica, con quienes tuvimos nuestras pre-asambleas en simultáneo, compartiendo el tiempo devocional y celebrativo, momentos de estudio y de comunión fraterna, y los retos comunes.
Iniciamos el encuentro rememorando y reafirmando la vocación diaconal, misionera, teológica y ecuménica de la Federación Luterana Mundial, inscripta en sus orígenes.
Reafirmamos que ser libres por la Gracia nos convoca a ser una Comunión que trabaja por la Justicia, la paz y la reconciliación. Y que esto nos conecta con el carácter global de la Reforma, que es “ciudadana del mundo” y no propiedad privada de las luteranas y luteranos.
Con alegría comprobamos los avances en la proporción de participación de mujeres en las instancias de deliberación y decisión de la Comunión, así como con el desafío a ser una iglesia en constante reforma.
Por ello, reafirmamos la responsabilidad ecuménica e interreligiosa de la Comunión, que ha encontrado expresión en el pedido de perdón a la comunidad menonita y en el avance desde el conflicto hacia la comunión en nuestras relaciones con la Iglesia Católica. Celebramos estos testimonios de unidad como diversidad reconciliada en medio de un mundo fragmentado.
Reconocemos los desafíos que nuestras iglesias enfrentan en el alcance de un desarrollo sustentable, y reafirmamos que la interdependencia y la mutualidad son parte inseparable de una comunión sustentable. Más ampliamente; la emergencia del cambio climático y el daño ambiental que implica nos obliga a abordarlo en un marco de interdependencia y mutualidad, que ciertamente incluye la solidaridad intergeneracional. Celebramos la diversidad de saberes que enriquecen la experiencia y las respuestas colectivas a estos desafíos.
También queremos expresar nuestro dolor y nuestra solidaridad con las personas refugiadas y desplazadas de sus tierras, tanto por situaciones de violencias como por el deterioro del medio ambiente en su lugar de origen, así como nuestra certeza de que la Comunión Luterana, precisamente por haber surgido como herramienta para asistir a personas desplazadas luego de la Segunda Guerra Mundial, no puede desentenderse de la suerte de las personas migrantes y desplazadas de la actualidad.
Las iglesias compartimos nuestro quehacer durante este tiempo, y los desafíos que enfrentamos en el llamado a responder a las necesidades de nuestro contexto en fidelidad al Evangelio. Allí, verificamos importantes coincidencias en nuestras agendas y desafíos: La relevancia de la diaconía como parte de la misión integral, la búsqueda común de sustentabilidad, y el rico aporte que brinda la planificación estratégica a una gobernanza saludable.
También se compartieron las iniciativas en curso en cada país preparando el 500° Aniversario de la Reforma, sin dejar de pensar en los desafíos que nos estarán esperando el 1° de noviembre de 2017, cuando se apaguen las luces y se terminen las celebraciones y conmemoraciones.
La Pre-asamblea dedicó tiempo a considerar qué significa vivir en comunión a través de la lectura del documento “La auto comprensión de la Comunión Luterana”. De la consideración de este material emergió con claridad que la comunión es, ciertamente, un regalo. Pero no un regalo sencillo. Por ello, se consideró fundamental para salud de la comunión que todas las partes tomen seriamente la responsabilidad de la mutua rendición de cuentas en los procesos de toma de decisiones y sus resultados. El participar de una mesa común implica que ninguna parte puede ni debe simplemente modificar los acuerdos a los que se ha llegado colectivamente. El dialogo franco, intencional y sostenido es fundamental para la vida de la comunión
Libres por la Gracia de Dios
El camino a Windhoek llevó a las iglesias a profundizar el lema de la 12° asamblea. Estas reflexiones nos guiaron a afirmar el diálogo como condición de posibilidad de la libertad, y como acto de resistencia ante lógicas hegemónicas; y nos desafían a animar al dialogo con las personas distintas y a estar alertas cuando el diálogo solo se da entre iguales.
Entendemos que la libertad también implica que somos libres para amar y abrazar la iglesia que realmente existe, más que a cómodas idealizaciones. Asimismo se nos desafía a reconocer qué prácticas en nuestras iglesias deben ser llamadas al arrepentimiento y a la transformación.
La salvación, la creación, y las personas; no están a la venta!
La reflexión sobre estas afirmaciones nos señaló la necesidad de que nuestras sociedades de consumo e inaceptable desigualdad puedan vincular consistentemente los conceptos de “sustentable” y “suficiente”. Reconocemos que somos responsables por la creación, y no dueñas y dueños de ella. Por ello, denunciamos que quien vende lo que no es suyo, está robando.
Las sociedades secularizadas y desencantadas en las que debemos ser testimonio de la Gracia nos desafían a repensar a qué nos referimos cuando hablamos de Salvación, y a reconocer que no siempre logramos compartir esta Buena Nueva en un lenguaje desafiante y comprensible, que las apele.
Camino a Namibia
Las iglesias de la Comunión Luterana en América Latina y el Caribe denunciamos la dolorosa realidad de millones de personas esclavizadas por modelos económicos injustos y nos instamos a vivir el evangelio de Jesucristo defendiendo los derechos humanos, y especialmente los derechos de comunidades, indígenas, migrantes, y de las víctimas de trata. Nos llamamos, asimismo, a trabajar por la justicia de género, creando mecanismos de implementación y contextualización de la Política de Justicia de Género de la Federación Luterana Mundial, promoviendo la mutua rendición de cuentas. Nos comprometemos con el cuidado de la creación y el compromiso con la justicia climática, y enfatizamos que una herramienta fundamental para avanzar en estas tareas es el acceso a educación teológica fiel a la Palabra, sólida confesionalmente y contextualizada en nuestras realidades.
Es nuestro deber manifestar nuestra honda preocupación por el deterioro de los procesos democráticos y la situación de los derechos humanos y sus defensores y defensoras en la región; en un proceso se inició en Honduras y Paraguay, y recientemente recrudeció con la ruptura democrática en Brasil y la difícil situación de Venezuela.
Asimismo, solicitamos a la 12° Asamblea que considere la organización de un grupo de trabajo que estudie todos los aspectos de las mujeres en el ministerio ordenado. Como iglesias de América Latina y el Caribe afirmamos que no se debe dar un paso atrás en los acuerdos alcanzados en este sentido.
Queremos expresar nuestro agradecimiento a la Iglesia Evangélica Luterana de Surinam por recibirnos tan calidamente, y por permitirnos conocer sus desafíos y la rica diversidad cultural del contexto en el que anuncian la libertad para todas, todos y toda la creación, por Gracia de Dios.
Cordialmente
Revdo. Jose Benjamín Ojeda.