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Mensaje del Viernes Santo: En la cruz, Cristo también cargó con Nuestro dolor.

Una vez en el jardín del paraíso, la serpiente mintió que no había muerte, pero la había. Hoy en día, el enemigo espiritual continúa mintiendo y dice que no hay vida, que con la muerte todo termina. ¡Pero hay vida! Jesús mostró esa mentira confirmando que hay vida y que la eternidad no solo es fruto de la imaginación, sino una realidad tangible. Incluso al malhechor en la cruz, Jesús le confirmó que no estaba yendo solo hacia una muerte desconocida y aterradora. “Hoy estarás conmigo en el paraíso” le afirmó Jesús con palabras de esperanza al hombre condenado y abandonado.

En el mundo, la muerte es mayormente temida, pero a veces, también esperada. Una persona creyente desea estar con Dios porque allí estará mucho mejor. Al reflexionar sobre el hecho de dejar este tiempo, una persona cristiana también reflexiona sobre la resurrección de Cristo.

La cruz vacía en la tumba nos recuerda que la vida triunfa sobre la muerte. Cristo no permaneció en la cruz. Cristo no permaneció en el sepulcro. Para quienes no creen en la buenas nuevas de la cruz y tumba vacías, les resulta difícil ya que no pueden ver la esperanza de la vida eterna. Tengamos hoy el amor para compartir la esperanza con aquellas personas para quienes no hay esperanza. La muerte nunca es la solución.

La verdadera solución es la vida. En su sermón de Pentecostés, el apóstol Pablo dijo que Dios resucitó a Jesús desatando los dolores de la muerte (Hechos 2:24). No sabemos cuáles son los dolores de muerte porque tampoco sabemos qué se siente al estar muerto/a.

En el mejor de los casos, adivinamos qué dolor es peor: el que siente el cuerpo o el que siente el alma. Jesús vino para entrar en batalla con las preocupaciones más serias y difíciles del mundo. La muerte en la cruz no es un juego, sino una experiencia verdaderamente dolorosa.

Del mismo modo, se siente la verdadera alegría por el Señor resucitado que quiere darnos el regalo de la vida sin dolor. Él también cargó con nuestro dolor en la cruz.

¿Estamos dispuestas y dispuestos a aceptar esa vida eterna sin dolor? ¿El malhechor en la cruz estaba preparado para que Jesús lo condujera al paraíso? ¡Por supuesto que sí! Asimismo, el Viernes Santo esperamos la llegada de la mañana de Pascua con el mensaje del Resucitado: Estuve muerto pero vivo por los siglos de los siglos.

Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. (Apocalipsis 1:18) Que Dios nos ayude para que la alegría del Señor resucitado colme los corazones de toda persona y que nadie quede sin esa alegría. Al igual que el malhechor crucificado, hemos pecado. Aun así, anhelamos la misericordia de Dios que ha visto nuestra agonía y escuchado nuestras oraciones.

A través de la resurrección de su hijo Jesucristo, Dios nos ha dado la fe y la esperanza que, en el día de nuestra muerte, nos esperará en su reino donde junto a todas las y los fieles estaremos con Él en el paraíso.

Y le dijo: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:42-43)

Urmas Viilma, Arzobispo de la Iglesia Evangélica Luterana de Estonia

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