(LWI) Ser iglesias vibrantes, visibles y presente en sus comunidades, que trabajan empoderando a la juventud y las mujeres, y en temas de derechos humanos, justicia de género, justicia climática, y migración fueron los temas centrales del día de la apertura de la Conferencia de Liderazgo de América Latina y el Caribe (LAC) & Norte América. Realizándose en Lima, Perú del 11 al 14 de mayo cuenta con cerca de 60 líderes y lideresas de las iglesias miembro de la FLM en las dos regiones.
Aprendiendo del ministerio de Jesús
La apertura de la conferencia contó con dos panelistas sobre el contexto de las iglesias Luteranas en América Latina y el Caribe & Norte América. La fotografía que los panelistas dibujaron fue bastante desafiante y sin embargo esperanzador.
La antropóloga y teóloga Dra. Linda Thomas de los Estados Unidos habló sobre la creciente del populismo, racismo y la migración en las dos regiones lo cual incrementa la violencia, especialmente para las mujeres. Con una larga crisis de personas refugiadas cuyas raíces son la violencia y el abuso pareciera que no encuentra fin. Si queremos comprender la crisis de sobre personas refugiadas, dijo la Dra. Thomas, es necesario comprender los diferentes niveles de violencia por la cual las personas huyen.
El sociólogo y teólogo Dr. Jonathan Pimentel de Costa Rica compartió información estadística sobre América Latina y el Caribe del 2000 al 2018. Dijo que los datos indican que hay mucha desigualdad en la región con un alto nivel de desconfianza en las instituciones políticas. En oposición, hay confianza en las instituciones religiosas en la región. Cerca de 39 millones de personas están malnutridas, y sobrevivir diariamente es difícil para muchas personas. “Es una región peligrosa para las mujeres, lo es para los/as periodistas”. Las personas defensoras de los derechos humanos también están amenazadas en varios países. Además, el cambio climático y la falta del respeto por la naturaleza amenaza la biodiversidad con lo cual se incrementa la contaminación.
A la pregunta de cómo las Iglesias podrían responder a esta realidad, la Dra. Thomas enfatizó de que ellas vean el ministerio radical de justicia de Jesús, estar del lado de las personas oprimidas y más vulnerables y trabajar con las causas de la violencia.